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Pensar sin pruebas: el valor de la intuición en la filosofía

Actualizado: hace 6 días


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Todos en algún momento sentimos que algo es cierto “porque sí”. No lo razonamos, simplemente lo sabemos. En filosofía, ese tipo de percepciones se llaman intuiciones y, aunque a veces las critican, son importantes en cómo pensamos y justificamos ideas. En este texto te muestro por qué las intuiciones son herramientas que usamos —sin darnos cuenta— para entender conceptos como verdad, libertad o conocimiento.


1. ¿Qué son las intuiciones y por qué importan?


En la vida diaria, todos usamos intuiciones: son ideas o juicios que nos vienen a la mente de forma espontánea, sin tener que pensar mucho. En filosofía pasa algo parecido. Una intuición filosófica es un juicio que nos parece evidentemente verdadero, aunque no sepamos explicar por qué. Por ejemplo, cuando decimos: "Una persona no puede estar completamente en dos lugares a la vez", eso nos parece obvio sin necesitar pruebas.


Muchos filósofos creen que estas intuiciones son importantes porque ayudan a construir y evaluar teorías. Otros, en cambio, dudan de su valor. La discusión ha durado siglos. Filósofos como Platón o Descartes confiaban en las intuiciones, mientras que otros, como Hegel o algunos contemporáneos, las critican.


2. Intuiciones en la vida cotidiana y en la filosofía


Miremos un ejemplo: si alguien te dice que ha visto un gato volar sin ayuda, tu primera reacción (tu intuición) es que eso no es posible. No lo razonaste, simplemente lo sentiste como falso. En filosofía, se usan casos imaginarios para probar ideas. Se llaman experimentos mentales (situaciones imaginadas que nos ayudan a pensar).

Ejemplos de experimentos mentales en filosofía

1. El cerebro en una cubeta (Hilary Putnam)
Suponga que sos solo un cerebro, conectado a una computadora súper potente que simula toda tu realidad. Todo lo que sentís, ves o pensás... es una ilusión generada por ese sistema.
¿Podés estar seguro de que lo que percibís es real?

2. El cuarto de Mary (Frank Jackson)
Mary es una científica que sabe absolutamente todo sobre el color rojo desde el punto de vista físico, pero vive en un cuarto en blanco y negro y nunca lo ha visto.
¿Aprende algo nuevo al ver el rojo por primera vez?

3. El prisionero engañado (casos tipo Gettier)
Un ejemplo: Pedro ve a su amiga Ana con un libro de filosofía y piensa: “Ana está leyendo filosofía”. Pero el libro tiene una portada falsa; en realidad es una novela. Justo ese día, Ana sí leyó filosofía, pero en otro momento.
¿Podemos decir que Pedro sabía que Ana había leído filosofía?

4. La máquina de experiencias (Robert Nozick)
Imaginá que existe una máquina que te da experiencias placenteras e ideales. Si te conectás, vivirás una vida perfecta, aunque no sea real.
¿Preferirías eso o vivir una vida real, con sufrimientos incluidos?

5. El caso de Frankfurt sobre responsabilidad moral
Un hombre decide robar, pero resulta que un científico loco lo había preparado para que, si no robaba, lo forzara a hacerlo sin que él se enterara.
Como lo hizo por voluntad propia, ¿sigue siendo responsable, aunque no tuviera otra opción real?

La definición tradicional de "saber algo" dice que una persona sabe algo si:


(1) cree que es cierto,

(2) tiene razones para creerlo, y

(3) realmente es cierto.


Pero hay situaciones que desafían esta definición. Mariana cree que su amigo Juan tiene un perro porque lo ve paseando uno. Sin embargo, ese perro no es de Juan, sino de su vecino. Aun así, Mariana está en lo correcto: Juan tiene un perro, pero por otra razón. Entonces, su creencia es verdadera y tiene razones para creerla, pero intuitivamente sentimos que no puede decirse que realmente "sabe" que Juan tiene un perro. Esa es una intuición.


No lo entendiste del todo, te doy un ejemplo mejor:

Ves a tu amiga Laura salir de una panadería con una bolsa, y pensás: "Laura compró pan". Pero resulta que ella no compró nada; solo pasó a buscar una bolsa que había olvidado ayer. Aun así, esa misma tarde, Laura sí compra pan en otro negocio.

Tu afirmación era cierta (Laura compró pan), y tenías una buena razón para pensarlo (la viste salir de la panadería con una bolsa), pero lo cierto es que acertaste por pura coincidencia.

Intuitivamente, sentimos que eso no es lo mismo que realmente "saber" algo. Esa sensación que tenés, de que algo no cierra, es justo lo que llamamos una intuición filosófica.

3. Pensar sin experiencia directa


A veces, no necesitamos experimentar algo para tener intuiciones válidas. Por ejemplo, entendemos que "nada puede ser completamente rojo y verde al mismo tiempo en el mismo lugar". No hace falta ver algo así para saber que es imposible. Estas intuiciones, basadas solo en nuestra comprensión, son llamadas a priori (es decir, que no dependen de la experiencia).


4. Intuiciones racionales vs. intuiciones del día a día


No todas las intuiciones tienen el mismo valor. Las que usamos a diario pueden estar influenciadas por emociones, prejuicios o experiencias pasadas. Pero las que interesan a la filosofía son las llamadas intuiciones racionales, que se apoyan en nuestra comprensión de conceptos y no en lo que sentimos o experimentamos.


Por ejemplo, si digo: "Cada cosa es igual a sí misma", eso se entiende sin necesidad de pruebas. Esa intuición es racional. En cambio, si pienso que alguien es culpable solo porque me cae mal, eso es una intuición cotidiana, pero poco fiable.


5. ¿Y si nos equivocamos con las intuiciones?


Un crítico podría decir que confiar en las intuiciones es peligroso porque podemos equivocarnos. Pero lo mismo pasa con los sentidos: a veces creemos ver algo que no está. Eso no significa que la visión no sea una fuente válida de conocimiento, sino que hay que usarla con cuidado. Lo mismo vale para las intuiciones. Podemos corregirlas, discutirlas y compararlas con las de otras personas.


6. Diversidad cultural y opiniones distintas


Algunos estudios muestran que personas de diferentes culturas pueden tener intuiciones distintas sobre el mismo caso. Por ejemplo, en ciertos experimentos, estudiantes asiáticos y occidentales no estaban de acuerdo sobre si alguien sabía algo o no en un caso imaginario. Esto muestra que las intuiciones pueden estar influenciadas por el contexto. Pero también se ha observado que personas con formación filosófica tienden a coincidir más en sus intuiciones, lo que indica que la educación filosófica puede ayudar a refinar y estabilizar estas intuiciones.


7. ¿Por qué seguir usando intuiciones en filosofía?


A pesar de las críticas, muchos piensan que sin intuiciones, la filosofía no podría avanzar. Son el punto de partida para muchas ideas. Como dijo el filósofo Hilary Kornblith: la mayoría de los filósofos usan intuiciones, lo admitan o no.


Las intuiciones filosóficas no son infalibles, pero tampoco irrelevantes. Funcionan como una especie de "observación interna" que nos permite pensar en qué es el conocimiento, la libertad, la responsabilidad o la verdad, sin depender siempre de experimentos o pruebas externas. En ese sentido, son una herramienta para entender temas desde un punto de vista racional y accesible.


Entonces, la próxima vez que algo te parezca “obvio” o “claramente cierto” sin que sepas por qué… pensalo, puede que estés usando una intuición filosófica. ¿Te pasó alguna vez tener una intuición que después resultó ser equivocada? ¿O una que te ayudó a tomar una buena decisión?


Nota: Este texto está inspirado en ideas del filósofo Thomas Grundmann, especialmente en su ensayo "Die Unhintergehbarkeit der Intuitionen in der Philosophie".

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