¿Y si el pasado no estuviera tan fijo como creemos?
- Soporte Trazzo
- 28 mar
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Estás en una cafetería y decides pedir café en lugar de té. Al mirar hacia atrás, podrías pensar: "Podría haber pedido té". Pero, ¿realmente podrías haberlo hecho si el pasado no puede cambiar? Esta intuición está en el centro de una discusión filosófica sobre lo que se conoce como el principle of the fixity of the past (principio de la fijación del pasado): la idea de que nadie puede hacer algo que implique que el pasado hubiese sido diferente.
Este principio aparece mucho cuando se habla sobre si el futuro ya está determinado o si realmente tenemos libertad para elegir. Por ejemplo, en el logical fatalism (fatalismo lógico), se dice que si algo va a pasar mañana, entonces ya es verdad hoy. En el theological fatalism (fatalismo teológico), se plantea que si Dios lo sabe todo, entonces nuestras acciones futuras ya están decididas. Y el causal determinism (determinismo causal) dice que todo lo que hacemos es consecuencia directa de eventos anteriores, como fichas de dominó cayendo una tras otra.
Según el principio de la fijación del pasado, si hoy hiciste algo, no hay ningún mundo posible en el que el pasado sea exactamente igual pero tú hayas actuado diferente. Es decir, no se podría "repetir la escena" con otra decisión si todo antes fue igual.
Para hacerlo sencillo, imaginá que estás en casa frente a la heladera. Ves una manzana y una banana. Pensás un momento y agarrás la banana. Luego te preguntás: "¿Y si hubiese elegido la manzana?". Esta duda es común. Pero según el principio de la fijación del pasado (fixity of the past), si todo lo que llevó a ese momento fue igual, entonces no hay un escenario posible donde con ese mismo pasado hayas elegido diferente.
Para entender mejor el problema, pensemos en tres ideas:
Todo enunciado es o verdadero o falso. Esto se llama bivalence (bivalencia).
La palabra 'actually' (realmente o en realidad) se usa en filosofía para hablar de lo que ocurre en nuestro mundo, el mundo real.
El conocimiento es factive (factivo), lo que significa que si alguien sabe algo, eso tiene que ser cierto.
Ahora imaginemos esto: ayer tu amiga dijo, "Fabio realmente va a levantar la mano mañana solo si él de verdad lo hace". Hoy lo ves levantar la mano. Hasta ahí todo bien. Pero si ella ya sabía eso ayer, ¿significa que Fabio ya no podía hacer otra cosa hoy? ¿Ya estaba todo decidido?
Para responder a esto, algunos filósofos dicen que hay dos tipos de pasado:
El hard past (pasado duro): son hechos que no dependen del futuro. Ejemplo: "John Lennon fue asesinado en 1980". No cambia, ocurra lo que ocurra después.
El soft past (pasado blando): son hechos que mencionan el pasado pero que dependen del futuro para tener sentido. Ejemplo: "John Lennon fue asesinado hace 41 años". Esa frase cambia dependiendo del año en que se diga.
Entonces, el pasado duro son hechos cerrados y estables. Su "antagonista", el pasado blando, incluye hechos que cambian su significado o relevancia dependiendo de lo que ocurra después.
Según algunos filósofos como los ockhamistas, cuando pensamos en qué podría haber hecho una persona, solo deberíamos fijarnos en el pasado duro. El problema aparece cuando alguien sabe algo sin necesidad de ver el futuro. Por ejemplo: "Si Fabio actually levanta la mano, entonces levanta la mano". Es una verdad lógica, no depende del futuro. Entonces, ¿ese conocimiento es parte del pasado duro o del blando?
Aquí aparece el dilema: o aceptamos que el pasado no está totalmente cerrado y hay varios futuros posibles, o cambiamos nuestra idea de lo que significa saber algo o de qué significa que algo ocurra actually. Tal vez algunas verdades futuras no están decididas hoy, o tal vez el conocimiento no siempre depende de lo que va a pasar.
Para explicar este punto, pensemos en una historia de ficción. En una ciudad del futuro, una joven llamada Lira recibe todos los días una predicción sobre lo que hará en las próximas 24 horas. Un sistema inteligente analiza su entorno, su pasado y sus decisiones anteriores. Un día, la predicción dice: "Lira realmente va a tomar el tren de las 10:00 a.m.". Ella lo lee y, molesta, decide no hacerlo para demostrar que puede elegir distinto. Se queda en casa. Pero al revisar la predicción, nota que ahora dice: "Lira realmente no tomará el tren de las 10:00 a.m.". El sistema siempre ajusta la predicción para que sea correcta. Entonces Lira se pregunta: ¿el sistema predice el futuro o lo fija? ¿Ella puede decidir libremente, o su conocimiento sobre lo que realmente hará ya determina su acción?
Este tipo de preguntas filosóficas nos ayudan a pensar si realmente somos libres o si todo ya está determinado. Y eso, aunque parezca lejano, se conecta con cosas muy cotidianas como tomar decisiones, dudar del pasado o imaginar futuros alternativos.
Este artículo se basa en la investigación de Fabio Lampert (Universidad de Greifswald), próximamente publicada en la revista Analysis.
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